viernes, 9 de noviembre de 2012

T-Ayudo: academia de héroes anónimos


Recientemente, el grupo de voluntarios de T-Ayudo ofrecieron como cada mes un día sábado de sus vidas para las personas indigentes, que viven en condición de calle.
Un día que ellos esperan con ansias, pues ellos son recibidos con un desayuno delicioso, toman un baño reparador y calefaccionado.
Reciben el amor y cariño de estos héroes anónimos. Además sus cuidados como una muda de ropa limpia y zapatos.  Reciben curaciones en heridas, además de atención de podología y peluquería.
Reciben un almuerzo preparado con mucho cariño y dedicación por los voluntarios. Son atendido, escuchados y orientados por estos hombres y mujeres que de manera desinteresada buscan servir al Señor Jesús.
Ellos ven los frutos de su trabajo. Durante la semana muchos se acercan a buscar la ayuda verdadera que sólo Dios puede dar y participan en las reuniones de la Iglesia Universal del Reino de Dios.
La responsable del grupo, Nancy Lovera, cuenta que son siempre bien recibido y esperados con ansias por quienes encontraron en ellos el amor que muchas veces no había dentro de sus propias familias.
“Siempre vemos un cambio en el grupo, muchos vuelven a sus hogares, otros buscan trabajo y así pueden superar esta situación de abandono. Ellos al vernos nos abrazan y nos cuentan como ha sido sus vidas, algunos con alegría reconocen el trabajo de la Iglesia Universal y nos cuentan que han asistido. Lo más gratificante es ver la esperanza en sus rostros, la alegría al sentirse valorados”, declara la Señora Nancy Lovera.
Con el objetivo de ayudar al prójimo, donan su tiempo y esfuerzo prestan cariño y servicio a los más desamparados de la sociedad.
Cualquiera puede convertirse en voluntario y ser responsable de brindar cariño y amor a los más necesitados.
Done alimentos, ropa limpia, zapatos, alimentos no perecibles y útiles de aseo personal. Visite el sitio www.iglesiauniversal.cl  y conozca un poco más sobre el trabajo del T-Ayudo.
   
La señora Sandra nos cuenta: “Hace tiempo que hago parte de este grupo y mi alegría no cesa desde que entre.
Llevamos amor para amenizar el dolor de estas personas olvidadas y despreciadas por muchos, pero no por nuestro Señor Jesús y tampoco por nosotros.
Vemos en cada mirada una felicidad inexplicable, vemos esperanza. Agradezco a Dios por esta oportunidad”. 

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